Dos chiquillos del campo se encuentran bajo las órdenes de un maduro y autoritario leñador. El tipo mayor es corpulento, despiadado y su voz profunda se apodera de los dos chicos. Le tienen miedo. Cuando les ordena que se quiten la ropa, le obedecen en silencio. Uno le saca la polla y el otro se la tiene que chupar. Es el comienzo de una educación perversa bajo un amo dominante. Los dos pequeños vírgenes están totalmente expuestos al hombre cachondo. El designa a uno de ellos para ser el fondo y se lo hace follar por su amigo antes de tomarle el culo el mismo. Momentos más tarde el pobre chico recibe dos pollas en su agujero estirado. Por último, debe soportar el asalto de un palo de madera antes de que se le permite disparar su semen. Nueva experiencia de orgasmo total para los dos inocentes.