Y pensar que hace sólo unos meses no salían del armario como gays. Los pequeños lascards solían esconderse y ver porno gay. Consumían tanto que desarrollaron todo tipo de fantasías hardcore. Y entonces algunos de ellos empezaron a tener sexo con otros. Al darse cuenta de que la ciudad estaba llena de gente pasiva dispuesta a tatuarse la polla, un grupo de chicos decidió acabar con el tabú y organizar una gran fiesta. Ven, sin desodorante, y prepárate para comer polla caliente y que te la metan por todos los agujeros. Casi una docena de tíos se follan como cerdos en este vídeo, donde todo vale.