Esta iba a ser una Navidad muy triste para un joven soldado que tuvo que quedarse en el cuartel para servir la cena a su superior. Éste, por su cuenta, se tomó su tiempo para comer y disfrutar de cada plato, haciendo esperar al camarero y al cocinero. Enfadado, a la hora de servir el café con nata, el cocinero dispara su carga en la taza en su lugar... El sargento se da cuenta de que algo va mal con su café y se dirige a la cocina, ¡sólo para encontrar al camarero y al cocinero montándose el uno al otro! Se saca la polla, se arrodilla y decide disfrutar tambien de la fiesta.