Chris se hace amigo del impresionante Nathan en un bar local, y ambos se dan cuenta de que han tenido demasiado sexo sin sentido, y quieren algo más. Invitando a Nathan a un viaje en barco, el dúo se dispone a echar un último polvo sobre las olas. Meciéndose con el movimiento, estas suaves bellezas se besan y lamen sus cuerpos, saboreando cada parte, excitándose cada vez más. Empujando poderosamente sobre Chris, Nathan alimenta su propio culo con el grueso eje que está haciendo que su propia polla palpite incontroladamente. ¡! Desatando un torrente de semen que brota sin cesar, los dos chicos se cubren de jugo