Nunca se olvida la primera vez. Estos dos guapos jovencitos descubrieron juntos el placer de la polla. Y desde aquel día en que eyacularon juntos, no pueden dejar de verse para correrse juntos. Basta con que estén en la misma habitación para que se les ponga dura de cojones, lo que les lleva a comportarse como jóvenes animales sexuales. No quieren desperdiciar ni una gota: disfrutan con las sensuales palizas, las lenguas en el cuerpo del otro, las golosas mamadas... Cada uno de ellos tiene una buena polla larga y un cuerpo seco y sin vello. Cuanto más liso, más resbaladizo: después de todo, ya han pasado la edad de las pajas, ¡así que no hay razón para no follar entre ellos!