Dos jugadores de fútbol se relajan después de un partido. Cuando sus pies empiezan a tocarse, empiezan a ponerse cachondos. En un santiamén, uno de los dos está oliendo los calcetines sucios del otro, subiendo lentamente entre sus piernas para lamerle los huevos sudados y adorar su polla almizclada. La quiere enterrada entre sus nalgas. No tiene que esperar mucho... ¡mira esto!